Cómo se refleja el factoraje en tu contabilidad

Cuando hablamos del comercio, las empresas cuentan con una gama amplia de opciones para buscar un financiamiento: desde créditos bancarios, hasta forfaiting. Sin embargo, debido a las dificultades propias de la adquisición de créditos bancarios, las empresas han buscado alternativas que permitan inyectar el suficiente capital de trabajo para costear sus operaciones y poner en marcha sus planes de crecimiento.
En este sentido, el factoraje se alza como una de las formas más eficientes de obtener dichos recursos sin adquirir deuda o poner colaterales en riesgo.
De acuerdo con datos del Banco de México, el 80% de las pequeñas y medianas empresas mexicanas se financian a través de sus proveedores, hecho por el cual estos son sometidos a un riesgo constante, por los periodos extendidos de espera para recibir los pagos, mismos que van de los 30 y hasta los 120 días, en el mejor de los casos, y cuando no hay retrasos.
Esto ha generado una necesidad en las compañías que se han enfocado a buscar nuevas alternativas que les permitan contar con la liquidez necesaria en el corto plazo, requerida para mantener sus operaciones sin sufrir contratiempos. Así, soluciones como el factoraje financiero o el financiamiento de cuenta por cobrar, comenzaron a aplicarse con mayor frecuencia en las empresas de distintos sectores en México; solo Drip Capital ha visto un crecimiento del 200% en sus solicitudes de financiamiento.
El factoraje, más allá de cumplir la función de un crédito, es una transacción comercial que permite a las empresas acceder a un financiamiento que les podría permitir incrementar el número de clientes, el abasto y continuidad de negocios y repuntar sus ventas sin asumir muchos riesgos. En otras palabras: no requiere colateral ni implica deuda.
El proceso es muy sencillo: una institución (factor) adelanta el pago de las facturas a un comprador, a quien le emitirá el pago parcial, por lo general del 80% del total y el restante es solventado, menos intereses, una vez que es cobrada al cliente de la empresa. Es decir, se “vende” la deuda pendiente de cobro a cambio de una comisión.
Esta forma de financiamiento requiere de un trámite sencillo y rápido, sin garantías en colateral, no genera deudas, pues no es un crédito, si no una transacción comercial y no implica detener otras actividades de la empresa. Además, convierte las cuentas por cobrar en dinero al que se tiene acceso casi de inmediato, por lo que se tiene una mayor liquidez y se mejora el acceso al capital de trabajo.
Su aplicación y uso tiene además ventajas en el desarrollo de los balances contables, de gran utilidad al no contar con riesgos mayores para las finanzas empresariales.
¿Cómo se ve reflejado el factoraje en la hoja de balance?
Para comenzar, es importante señalar que la hoja de balance es un estado financiero en el cual se ven reflejados los activos (efectivo, inventarios, propiedades, inversiones, bienes intangibles), pasivos (renta, impuestos, obligaciones, nómina, créditos y préstamos) y el capital social (patrimonio) de una empresa.
Su realización es esencial para conocer cuántas ganancias se obtuvieron, con cuánto capital se cuenta y cuánto dinero será destinado al pago de deudas.
En el caso del factoraje, y a diferencia de otros tipos de créditos y financiamientos, el efectivo adquirido entra a la hoja de balance de forma directa como efectivo y no implica una deuda.
Al ser un adelanto de cuentas por cobrar, no entra como un pasivo, sino como un activo. Pero se requiere mantener la hoja balanceada, se puede agregar un rubro en la sección de pasivos denominado “clientes de factoraje financiero”, con el fin de mantener un mayor control y visibilidad de los montos correspondientes al factoraje.
El factoraje no tiene mayores implicaciones fiscales para los negocios, dado que, en operaciones donde se utilice, el vendedor será quien tome el rol de acreedor y deberá expedir un complemento de pago al recibir el pago anticipado que la empresa financiera le otorga.
Esta empresa también se encargará de expedir un complemento de pago al recibir el financiamiento de la cuenta por cobrar por parte del deudor (el comprador) y relacionarlo con el Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI – Factura electrónica) original de la operación que fue emitida por el vendedor.
De este modo, se simplifica una opción de financiamiento para empresas, que existe desde hace mucho tiempo, pero que ha evolucionado gracias a la tecnología, misma que además de acelerar los procesos y volverla totalmente transparente, ofrece facilidades fiscales.
Escrito por Edmundo Montaño, director general de Drip Capital México

Drip Capital es una compañía fintech que está transformando el financiamiento para el comercio global. Drip Capital ofrece soluciones de financiamiento al comercio en mercados como Estados Unidos, India y México al proveer a negocios pequeños y medianos (PyMEs) acceso a capital de trabajo. Actualmente trabaja con más de 3,500 vendedores y compradores de 80 países. La compañía funge como un socio estratégico de estas PyMEs, permitiéndoles administrar efectivamente sus flujos de efectivo y capital de trabajo para acelerar un crecimiento sostenible de su negocio. Drip Capital fue reconocida en el Top 250 Global Fintech Company de CB Insights en el año 2020. Para más información, visita www.dripcapital.com