Trump impone su sello laboral en el TLCAN

El presidente estadounidense, Donald Trump, ha logrado imponer su marca personal en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al incorporar un componente laboral como parte de las reglas de origen en el sector automotriz.
Éste será previsiblemente el cambio más importante en la nueva versión de ese pacto comercial, en términos de las disposiciones incorporadas y que no han sido plasmadas en ningún otro tratado de libre comercio en el mundo.
Según reportes de prensa, México aceptó elevar de 62.5 a 75% el contenido regional para que un automóvil pueda ser comercializado en la región sin pagar aranceles.
México habría aceptado en general la propuesta de Estados Unidos de pedir que 40% del contenido de un automóvil o 45% de una camioneta pick up se fabrique utilizando mano de obra pagada de 16 dólares o más por hora para beneficiarse de las ventajas arancelarias del TLCAN, un umbral en el que México está bastante lejos de cumplir, con pagos por alrededor de 4 dólares la hora.
En los objetivos de negociación de la Representación Comercial de la Casa Blanca (USTR, por su sigla en inglés), la Administración Trump afirma que “garantizaría que los beneficios del TLCAN se apliquen a los productos genuinamente fabricados en Estados Unidos y América del Norte”.
Al diferenciar los bienes fabricados en Estados Unidos frente a América del Norte, la Administración busca un mayor porcentaje de contenido de Estados Unidos en productos para recibir beneficios del TLCAN.
Este fue un punto de discusión con Canadá y México, ya que el TLCAN no distingue entre contenido estadounidense y norteamericano.
En la cuarta ronda, Estados Unidos presentó una propuesta que elevaba de 62.5 a 85% el valor de contenido regional para automóviles, y de esta última tasa, 50% debía ser estadounidense.
México y Canadá replicaron que esta última disposición violaba las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Tal propuesta fue ajustada posteriormente, ya sin el componente explícitamente nacional.
Algunos observadores señalan que el endurecimiento de las normas de origen sería costoso para los consumidores e introduciría ineficiencias para las empresas, lo que también podría hacer que los bienes producidos en América del Norte sean menos competitivos en los mercados mundiales de exportación.
Desde que el TLCAN entró en vigor en 1994, la fabricación norteamericana de vehículos motorizados se ha integrado mucho y los principales fabricantes de automóviles de Asia y Europa están construyendo sus propias cadenas de suministro dentro de la región.
El mayor crecimiento reciente en el mercado norteamericano se produjo en gran medida en México, que ahora cuenta con aproximadamente el 20% de la producción total de vehículos del subcontinente.
En general, las inversiones recientes en plantas de ensamblaje de Estados Unidos y Canadá han implicado la modernización o expansión de las instalaciones existentes, mientras que México ha visto nuevas plantas de ensamblaje.
Escrito por: Roberto Morales